jueves, 18 de julio de 2013

LÍQUIDOS PARA LOS NIÑOS.

RECOMENDACIONES DE LIQUIDOS PARA LOS NIÑOS.
Dr. Froylán Eduardo Hernández Lara González.
Nefrólogo Pediatra

               “Doctor, mi hijo dice que cuando orina ‘siente raro’, como ‘si le ardiera’ pero no ha tenido fiebre… pienso que es porque no toma mucha agua… cuánto le tengo que dar?”
               ¿Le suena familiar esto? Uno de los retos que el Pediatra enfrenta constantemente en la consulta es asesorar principalmente a las madres acerca de cuánto es lo ideal que un niño debe consumir de líquidos (generalmente agua) para preservar sus funciones vitales y en pro de no favorecer enfermedades renales (de riñones). Ante esta pregunta, una manera fácil en que puede contestarse es a través del asegurarse que el niño se mantenga hidratado, y vigilando las cantidades de orina que produce. En los bebés con un mínimo de 4 a 8 cambios de pañales al día y en niños mayores al menos de 4 a 8 veces al día. Sin embargo, este método puede tener dificultades técnicas para su realización, sobre todo para aquellos padres y/o madres que tienen que trabajar y no pueden estar seguros  pendientes todo el día de esta medición. Siguiendo un método que fue diseñado para pacientes que están hospitalizados, pero que puede adaptarse para su uso en niños sanos, se puede determinar la cantidad de líquidos necesarios. Esta técnica  tiene la ventaja de considerar entre otras cosas las actividades que se realizan en el día: jugar, hacer deporte, exponerse al sol, etc, y exhorta a tomar en cuenta pérdidas mayores cuando el clima tiende a ser caluroso, lo que conlleva a la sudoración y a la deshidratación con mayor facilidad. Este método (Holliday-Segar) fue publicado desde 19571 y en la actualidad es empleado en diversos centros hospitalarios para indicar la terapia de líquidos necesaria para los pacientes.
               Este cálculo que requiere el peso del niño usa el requerimiento promedio de 100 ml de agua por cada 100 calorías metabolizadas. No obstante, ha sido cuestionado recientemente a pesar de su uso extendido, ya que para empezar, se hizo inicialmente para administración intravenosa (sueros) y no por vía oral (tomados), y además no es válida para los recién nacidos, los niños con sobrepeso o niños mayores que alcanzan el peso similar al de los adultos2. Pese a ello, es una forma práctica para aportar lo mínimo suficiente de líquidos que se pueden dar a los niños. A continuación, se ofrece una tabla adaptada que ejemplifica según el peso la cantidad que se requiere según el peso del menor. Es importante aclarar que no se están considerando pérdidas extras (vómitos, diarrea, sudoración excesiva, etc) (Tabla 1).

Tabla 1 (Adaptada de Agraval S) Cálculo de líquidos por el método de Holliday-Segar.

Peso del niño
(kg)
Requerimientos de agua
(ml)
5
500
6
600
7
700
8
800
9
900
10
1000
11
1050
12
1100
13
1150
14
1200
15
1250
16
1300
17
1350
18
1400
19
1450
20
1500
>20
1500 + 20 ml por kilo por arriba de 20 kg
25
1600
30
1700
35
1800
40
1900

               Para los 10 primeros kilos de peso, un niño necesita 100 ml por kg de peso. Para los proxies 10 kg de peso (11-20 kg), necesita 50 ml por kilo de peso. Para cualquier peso por arriba de 20 mg (21 y más), solo necesita 20 ml por kilo de peso.
               ¿Qué cuenta como líquido, sólo el agua? Para bebés, el pecho o las fórmulas infantiles son adecuados desde que se sabe que ambas contienen típicamente 95% agua libre. Agua simple y jugo pueden introducirse alrededor de los 6 meses de edad (si su Pediatra se lo indica). Niños mayores de 1 año  que ya consumen dieta regular pueden obtener los líquidos de diversas fuentes. El agua, por supuesto, es la mejor opción, pero los líquidos claros tales como el jugo, algunas bebidas comercializadas e incluso las paletas son una segunda buena opción. La leche, frutas frescas y vegetales y otras comidas “húmedas” también aportan líquidos al cuerpo. 2 Sin embargo, es necesario resaltar que el agua “simple” se prefiere al jugo o bebidas preparadas debido al alto contenido de azúcar en muchas de ellas, incluyendo refrescos. Demasiado jugo puede provocar diarrea, dolor abdominal, distensión o flatulencias (gases). Pueden además, junto con otras bebidas con alto contenido de azúcares (nuevamente incluimos refrescos) contribuir a la formación de caries3 y a la aparición de obesidad y Diabetes mellitus4.

Recomendaciones generales.
               Entre las principales recomendaciones (generales) en relación a la hidratación de niños y jóvenes, figuran tomar bebidas en cada comida y entre las mismas; tomar ocho vasos de líquidos al día; no confiar únicamente en la sensación de sed; mantener las bebidas a temperatura moderada, pues si están muy frías o muy calientes se suele beber menos; elegir las bebidas según el nivel de actividad física realizado; y aumentar la ingesta de líquidos en época de calor y antes, durante y después del ejercicio, entre otras.
               Los expertos hacen además hincapié en que, en muchas ocasiones, la sed no es un indicador fidedigno de la falta de líquidos en el organismo de los más pequeños, ya que actúa como señal de alarma cuando ya se han producido pérdidas hídricas. Para evitarlo, es aconsejable que además de agua se tomen otros líquidos cuyo consumo resulte más fácil y agradable, como jugos, thé, leche, sopas, junto a alimentos con un alto contenido hídrico como frutas y verduras, como ya se ha mencionado previamente.
               En lactantes y recién nacidos alimentados con leche materna no se suele necesitar un aporte extra de líquido. No obstante, cuando suben las temperaturas es importante ofrecerle el pecho al bebé con mayor frecuencia para asegurarnos que tiene cubierto el aporte de líquido necesario5.
               En pacientes de cualquier edad que presenten enfermedades serias, graves o crónicas (corazón, hígado y/o riñones, entre otras) ameritan especificaciones propias de líquidos las cuales debe determinar  únicamente el médico tratante según las condiciones propias de cada menor. Es común que la madre por recomendaciones de familiares (generalmente la abuela, las cuñadas, las hermanas, etc) y gente que “ha tenido experiencia criando niños” den opinión sobre lo que debe darse a estos individuos. Sin embargo, esto puede ser hasta contraproducente e incluso peligroso para la vida de los involucrados. Se recomienda dejar en manos de los profesionales de salud la tarea de indicar esta situación.
               A continuación, se darán algunos consejos útiles enfocados principales en lactantes:
1.- Las madres que opten por la lactancia materna deberán ofrecer a sus bebés el pecho a demanda en momentos de calor extremo, ya que les aporta el agua, las sales y los nutrientes necesarios para evitar la deshidratación.
2.- En el caso de la lactancia con biberón se recomienda reforzar el aporte de líquidos con biberones de agua simple, aunque no hay que obligarles a ingerir líquidos.
3.- Se debe cuidar la correcta preparación de los biberones con fórmula artificial, dado que una concentración excesiva limita el aporte correcto entre líquidos y sales minerales que debe ingerir el lactante.
4.- Es necesario vigilar las señales que pueden indicar la deshidratación del bebé. Consulte con su Pediatra para que le indique cuáles son.
5.- Debido a la inmadurez de su sistema inmunitario, los bebés presentan más problemas gastrointestinales, otra fuente importante de pérdida de líquido para el lactante. En este caso, al igual que en el momento que se localicen señales de deshidratación en el bebé, es importante comenzar inmediatamente a rehidratarle, si fuera necesario con suero oral.
6.- Es importante mantener hidratada la piel del bebé para evitar una mayor pérdida de agua, debido a que su función barrera no está aún madura. Se pueden emplear cremas especiales y/o aceites para tal fin. Consulte con su Pediatra.
7.- Los lactantes son propensos a sufrir golpes de calor, por lo que además de asegurar la ingesta de líquidos necesaria, es importante evitar la exposición prolongada al sol, las horas centrales del día.
8.- Es importante no someterlo a cambios bruscos de temperatura ni ofrecerles líquidos fríos.
9.- Los bebés tienen una mayor relación superficie cutánea/ peso corporal que un adulto. Por esta razón eliminan más líquidos. Por ello, es importante vestirles con ropa ligera cuando suben las temperaturas.
10.- Para los expertos el mejor tratamiento para evitar la deshidratación es la prevención: ofrecer al bebé el líquido necesario, evitar su exposición al calor y acudir al Pediatra si pierde más líquido del normal. Dada la delicadeza de esta situación, es preferente llevarlo a consulta y no limitarse a llamar por teléfono “para ver qué nos recomienda o indica el doctor”.

¿Los refrescos son malos como bebidas para los niños?
               Existe un Comité de Expertos para las Recomendaciones de Bebidas que se creó por la iniciativa del secretario de Salud de México para proporcionar una guía sobre los beneficios y riesgos nutricionales y para la salud de varias categorías de bebidas, sobre todo por el reciente incremento en las cifras de obesidad y Diabetes mellitus registrados en nuestro país. Este comité clasificó las bebidas en seis niveles: desde las menos recomendadas (nivel 6), integradas por bebidas que deben consumirse sólo de forma esporádica y en cantidades limitadas, hasta las más recomendadas (nivel 1), que deben constituir la principal fuente de líquidos: el agua.
               Basados en tal clasificación, en el nivel 6 ubicamos bebidas con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (refrescos, jugos, aguas frescas y café con azúcar). Además de lo ya mencionado en relación a obesidad y Diabetes mellitus, está demostrado en población mexicana que pueden causar aumento en los triglicéridos y la aparición de enfermedades que afectan corazón y riñones.
               Los refrescos y las bebidas azucaradas a base de fruta no son las únicas bebidas con alto contenido calórico. Nuevas bebidas, con el mismo perfil, se ofrecen de forma constante. Ejemplos de ello son los licuados con un contenido elevado de calorías. En México, las más importantes de estas bebidas son los cafés muy endulzados y todas las bebidas a base de jugos de fruta con azúcar adicionada; destacan las aguas frescas, que son jugos de frutas o infusiones de flores muy diluidas a los que se agregan cantidades muy elevadas de azúcar. Se ha iniciado una nueva etapa de investigación sobre todos estos jugos endulzados, aguas frescas y atoles, al igual que los jugos normales de fruta ya mencionados. Como se ha dicho, los jugos de frutas, incluso cuando no se les añade azúcar, se han vinculado con resultados adversos en la salud, incluido el aumento del riesgo de Diabetes mellitus tipo 2.  Por lo tanto, es de esperar que estas bebidas de frutas azucaradas y el atole incrementen los riesgos a la salud.4
               En conclusión, de acuerdo a este grupo de expertos, los refrescos y demás bebidas incluidas en la clasificación de nivel 6 sólo deben consumirse de vez en cuando.
Conclusiones.
1.       Se debe dar una cantidad suficiente de líquidos al niño, considerando condiciones agregadas que ameriten incluso aumentarla (ejercicio, calor excesivo, etc). La sed no siempre es un mecanismo que hay que esperar que se presente para otorgar líquidos a un niño, ya que se ha demostrado que no siempre se manifiesta.
2.       Cuando existan enfermedades serias (de corazón, de riñones, etc.)  debe consultarse al Pediatra o al Subespecialista acerca de la cantidad de líquidos que deben darse a cada paciente, según sus condiciones y necesidades particulares. Jamás debe usted por sus propios medios o recomendaciones de personas no médicas dar líquidos en este grupo de niños en particular.
3.       Aunque pueden haber otros métodos para cálculo de líquidos, el de Holliday-Segar es el más empleado y puede adaptarse para dar aportes por vía oral. Estas bebidas preferentemente deben darse a temperatura ambiente(ni frías ni calientes).
4.       Se pueden dar diversos líquidos como aportes, pero de acuerdo a la clasificación del Comité de Expertos para las Recomendaciones de Bebidas de la Secretaría de Salud de México, los que menos se recomiendan consumir si no en forma esporádica son las que se presentan con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (incluyendo refrescos).

               Para cualquier duda o aclaración estamos para servirle en PEDIATRIKA, Privada 29 A Sur No. 3302. Col. El Vergel. Tel. 2 26 76 05.

Referencias.
1. Holliday MA, Segar WE. The maintenance need for water in parenteral fluid therapy. Pediatrics 1957; 19(5):823-32.
2.-Agrawal S. Fluids requirements for children. Complex Child E-magazine. Disponible en:  http://www.articles.complexchild.com/00037.pdf Consultado el día 7 de abril de 2012.
3.-Murphy J. Fluids requirements for children. Disponible en: http://www.faculty.olin.edu/~jcrisman/Service/.../fluid.htm Consultado el día 7 de abril de 2012.
4.-Rivera, JA y cols. Consumo de bebidas para una vida saludable: recomendaciones para la población mexicana. Salud pública Méx 2008; 50(2): 173-195.

5.- La hidratación en la infancia –TodoPapás. Disponible en:  http://www.todopapas.com/Ninos/Cuidados infantil  Consultado el día 6 de abril del 2012. 
RECOMENDACIONES DE LIQUIDOS PARA LOS NIÑOS.
Dr. Froylán Eduardo Hernández Lara González.
Nefrólogo Pediatra

               “Doctor, mi hijo dice que cuando orina ‘siente raro’, como ‘si le ardiera’ pero no ha tenido fiebre… pienso que es porque no toma mucha agua… cuánto le tengo que dar?”
               ¿Le suena familiar esto? Uno de los retos que el Pediatra enfrenta constantemente en la consulta es asesorar principalmente a las madres acerca de cuánto es lo ideal que un niño debe consumir de líquidos (generalmente agua) para preservar sus funciones vitales y en pro de no favorecer enfermedades renales (de riñones). Ante esta pregunta, una manera fácil en que puede contestarse es a través del asegurarse que el niño se mantenga hidratado, y vigilando las cantidades de orina que produce. En los bebés con un mínimo de 4 a 8 cambios de pañales al día y en niños mayores al menos de 4 a 8 veces al día. Sin embargo, este método puede tener dificultades técnicas para su realización, sobre todo para aquellos padres y/o madres que tienen que trabajar y no pueden estar seguros  pendientes todo el día de esta medición. Siguiendo un método que fue diseñado para pacientes que están hospitalizados, pero que puede adaptarse para su uso en niños sanos, se puede determinar la cantidad de líquidos necesarios. Esta técnica  tiene la ventaja de considerar entre otras cosas las actividades que se realizan en el día: jugar, hacer deporte, exponerse al sol, etc, y exhorta a tomar en cuenta pérdidas mayores cuando el clima tiende a ser caluroso, lo que conlleva a la sudoración y a la deshidratación con mayor facilidad. Este método (Holliday-Segar) fue publicado desde 19571 y en la actualidad es empleado en diversos centros hospitalarios para indicar la terapia de líquidos necesaria para los pacientes.
               Este cálculo que requiere el peso del niño usa el requerimiento promedio de 100 ml de agua por cada 100 calorías metabolizadas. No obstante, ha sido cuestionado recientemente a pesar de su uso extendido, ya que para empezar, se hizo inicialmente para administración intravenosa (sueros) y no por vía oral (tomados), y además no es válida para los recién nacidos, los niños con sobrepeso o niños mayores que alcanzan el peso similar al de los adultos2. Pese a ello, es una forma práctica para aportar lo mínimo suficiente de líquidos que se pueden dar a los niños. A continuación, se ofrece una tabla adaptada que ejemplifica según el peso la cantidad que se requiere según el peso del menor. Es importante aclarar que no se están considerando pérdidas extras (vómitos, diarrea, sudoración excesiva, etc) (Tabla 1).

Tabla 1 (Adaptada de Agraval S) Cálculo de líquidos por el método de Holliday-Segar.

Peso del niño
(kg)
Requerimientos de agua
(ml)
5
500
6
600
7
700
8
800
9
900
10
1000
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1050
12
1100
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1200
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1250
16
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1350
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1400
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1450
20
1500
>20
1500 + 20 ml por kilo por arriba de 20 kg
25
1600
30
1700
35
1800
40
1900

               Para los 10 primeros kilos de peso, un niño necesita 100 ml por kg de peso. Para los proxies 10 kg de peso (11-20 kg), necesita 50 ml por kilo de peso. Para cualquier peso por arriba de 20 mg (21 y más), solo necesita 20 ml por kilo de peso.
               ¿Qué cuenta como líquido, sólo el agua? Para bebés, el pecho o las fórmulas infantiles son adecuados desde que se sabe que ambas contienen típicamente 95% agua libre. Agua simple y jugo pueden introducirse alrededor de los 6 meses de edad (si su Pediatra se lo indica). Niños mayores de 1 año  que ya consumen dieta regular pueden obtener los líquidos de diversas fuentes. El agua, por supuesto, es la mejor opción, pero los líquidos claros tales como el jugo, algunas bebidas comercializadas e incluso las paletas son una segunda buena opción. La leche, frutas frescas y vegetales y otras comidas “húmedas” también aportan líquidos al cuerpo. 2 Sin embargo, es necesario resaltar que el agua “simple” se prefiere al jugo o bebidas preparadas debido al alto contenido de azúcar en muchas de ellas, incluyendo refrescos. Demasiado jugo puede provocar diarrea, dolor abdominal, distensión o flatulencias (gases). Pueden además, junto con otras bebidas con alto contenido de azúcares (nuevamente incluimos refrescos) contribuir a la formación de caries3 y a la aparición de obesidad y Diabetes mellitus4.

Recomendaciones generales.
               Entre las principales recomendaciones (generales) en relación a la hidratación de niños y jóvenes, figuran tomar bebidas en cada comida y entre las mismas; tomar ocho vasos de líquidos al día; no confiar únicamente en la sensación de sed; mantener las bebidas a temperatura moderada, pues si están muy frías o muy calientes se suele beber menos; elegir las bebidas según el nivel de actividad física realizado; y aumentar la ingesta de líquidos en época de calor y antes, durante y después del ejercicio, entre otras.
               Los expertos hacen además hincapié en que, en muchas ocasiones, la sed no es un indicador fidedigno de la falta de líquidos en el organismo de los más pequeños, ya que actúa como señal de alarma cuando ya se han producido pérdidas hídricas. Para evitarlo, es aconsejable que además de agua se tomen otros líquidos cuyo consumo resulte más fácil y agradable, como jugos, thé, leche, sopas, junto a alimentos con un alto contenido hídrico como frutas y verduras, como ya se ha mencionado previamente.
               En lactantes y recién nacidos alimentados con leche materna no se suele necesitar un aporte extra de líquido. No obstante, cuando suben las temperaturas es importante ofrecerle el pecho al bebé con mayor frecuencia para asegurarnos que tiene cubierto el aporte de líquido necesario5.
               En pacientes de cualquier edad que presenten enfermedades serias, graves o crónicas (corazón, hígado y/o riñones, entre otras) ameritan especificaciones propias de líquidos las cuales debe determinar  únicamente el médico tratante según las condiciones propias de cada menor. Es común que la madre por recomendaciones de familiares (generalmente la abuela, las cuñadas, las hermanas, etc) y gente que “ha tenido experiencia criando niños” den opinión sobre lo que debe darse a estos individuos. Sin embargo, esto puede ser hasta contraproducente e incluso peligroso para la vida de los involucrados. Se recomienda dejar en manos de los profesionales de salud la tarea de indicar esta situación.
               A continuación, se darán algunos consejos útiles enfocados principales en lactantes:
1.- Las madres que opten por la lactancia materna deberán ofrecer a sus bebés el pecho a demanda en momentos de calor extremo, ya que les aporta el agua, las sales y los nutrientes necesarios para evitar la deshidratación.
2.- En el caso de la lactancia con biberón se recomienda reforzar el aporte de líquidos con biberones de agua simple, aunque no hay que obligarles a ingerir líquidos.
3.- Se debe cuidar la correcta preparación de los biberones con fórmula artificial, dado que una concentración excesiva limita el aporte correcto entre líquidos y sales minerales que debe ingerir el lactante.
4.- Es necesario vigilar las señales que pueden indicar la deshidratación del bebé. Consulte con su Pediatra para que le indique cuáles son.
5.- Debido a la inmadurez de su sistema inmunitario, los bebés presentan más problemas gastrointestinales, otra fuente importante de pérdida de líquido para el lactante. En este caso, al igual que en el momento que se localicen señales de deshidratación en el bebé, es importante comenzar inmediatamente a rehidratarle, si fuera necesario con suero oral.
6.- Es importante mantener hidratada la piel del bebé para evitar una mayor pérdida de agua, debido a que su función barrera no está aún madura. Se pueden emplear cremas especiales y/o aceites para tal fin. Consulte con su Pediatra.
7.- Los lactantes son propensos a sufrir golpes de calor, por lo que además de asegurar la ingesta de líquidos necesaria, es importante evitar la exposición prolongada al sol, las horas centrales del día.
8.- Es importante no someterlo a cambios bruscos de temperatura ni ofrecerles líquidos fríos.
9.- Los bebés tienen una mayor relación superficie cutánea/ peso corporal que un adulto. Por esta razón eliminan más líquidos. Por ello, es importante vestirles con ropa ligera cuando suben las temperaturas.
10.- Para los expertos el mejor tratamiento para evitar la deshidratación es la prevención: ofrecer al bebé el líquido necesario, evitar su exposición al calor y acudir al Pediatra si pierde más líquido del normal. Dada la delicadeza de esta situación, es preferente llevarlo a consulta y no limitarse a llamar por teléfono “para ver qué nos recomienda o indica el doctor”.

¿Los refrescos son malos como bebidas para los niños?
               Existe un Comité de Expertos para las Recomendaciones de Bebidas que se creó por la iniciativa del secretario de Salud de México para proporcionar una guía sobre los beneficios y riesgos nutricionales y para la salud de varias categorías de bebidas, sobre todo por el reciente incremento en las cifras de obesidad y Diabetes mellitus registrados en nuestro país. Este comité clasificó las bebidas en seis niveles: desde las menos recomendadas (nivel 6), integradas por bebidas que deben consumirse sólo de forma esporádica y en cantidades limitadas, hasta las más recomendadas (nivel 1), que deben constituir la principal fuente de líquidos: el agua.
               Basados en tal clasificación, en el nivel 6 ubicamos bebidas con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (refrescos, jugos, aguas frescas y café con azúcar). Además de lo ya mencionado en relación a obesidad y Diabetes mellitus, está demostrado en población mexicana que pueden causar aumento en los triglicéridos y la aparición de enfermedades que afectan corazón y riñones.
               Los refrescos y las bebidas azucaradas a base de fruta no son las únicas bebidas con alto contenido calórico. Nuevas bebidas, con el mismo perfil, se ofrecen de forma constante. Ejemplos de ello son los licuados con un contenido elevado de calorías. En México, las más importantes de estas bebidas son los cafés muy endulzados y todas las bebidas a base de jugos de fruta con azúcar adicionada; destacan las aguas frescas, que son jugos de frutas o infusiones de flores muy diluidas a los que se agregan cantidades muy elevadas de azúcar. Se ha iniciado una nueva etapa de investigación sobre todos estos jugos endulzados, aguas frescas y atoles, al igual que los jugos normales de fruta ya mencionados. Como se ha dicho, los jugos de frutas, incluso cuando no se les añade azúcar, se han vinculado con resultados adversos en la salud, incluido el aumento del riesgo de Diabetes mellitus tipo 2.  Por lo tanto, es de esperar que estas bebidas de frutas azucaradas y el atole incrementen los riesgos a la salud.4
               En conclusión, de acuerdo a este grupo de expertos, los refrescos y demás bebidas incluidas en la clasificación de nivel 6 sólo deben consumirse de vez en cuando.
Conclusiones.
1.       Se debe dar una cantidad suficiente de líquidos al niño, considerando condiciones agregadas que ameriten incluso aumentarla (ejercicio, calor excesivo, etc). La sed no siempre es un mecanismo que hay que esperar que se presente para otorgar líquidos a un niño, ya que se ha demostrado que no siempre se manifiesta.
2.       Cuando existan enfermedades serias (de corazón, de riñones, etc.)  debe consultarse al Pediatra o al Subespecialista acerca de la cantidad de líquidos que deben darse a cada paciente, según sus condiciones y necesidades particulares. Jamás debe usted por sus propios medios o recomendaciones de personas no médicas dar líquidos en este grupo de niños en particular.
3.       Aunque pueden haber otros métodos para cálculo de líquidos, el de Holliday-Segar es el más empleado y puede adaptarse para dar aportes por vía oral. Estas bebidas preferentemente deben darse a temperatura ambiente(ni frías ni calientes).
4.       Se pueden dar diversos líquidos como aportes, pero de acuerdo a la clasificación del Comité de Expertos para las Recomendaciones de Bebidas de la Secretaría de Salud de México, los que menos se recomiendan consumir si no en forma esporádica son las que se presentan con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (incluyendo refrescos).

               Para cualquier duda o aclaración estamos para servirle en PEDIATRIKA, Privada 29 A Sur No. 3302. Col. El Vergel. Tel. 2 26 76 05.

Referencias.
1. Holliday MA, Segar WE. The maintenance need for water in parenteral fluid therapy. Pediatrics 1957; 19(5):823-32.
2.-Agrawal S. Fluids requirements for children. Complex Child E-magazine. Disponible en:  http://www.articles.complexchild.com/00037.pdf Consultado el día 7 de abril de 2012.
3.-Murphy J. Fluids requirements for children. Disponible en: http://www.faculty.olin.edu/~jcrisman/Service/.../fluid.htm Consultado el día 7 de abril de 2012.
4.-Rivera, JA y cols. Consumo de bebidas para una vida saludable: recomendaciones para la población mexicana. Salud pública Méx 2008; 50(2): 173-195.

5.- La hidratación en la infancia –TodoPapás. Disponible en:  http://www.todopapas.com/Ninos/Cuidados infantil  Consultado el día 6 de abril del 2012. 

LÍQUIDOS PARA LOS NIÑOS.

RECOMENDACIONES DE LIQUIDOS PARA LOS NIÑOS.
Dr. Froylán Eduardo Hernández Lara González.
Nefrólogo Pediatra

               “Doctor, mi hijo dice que cuando orina ‘siente raro’, como ‘si le ardiera’ pero no ha tenido fiebre… pienso que es porque no toma mucha agua… cuánto le tengo que dar?”
               ¿Le suena familiar esto? Uno de los retos que el Pediatra enfrenta constantemente en la consulta es asesorar principalmente a las madres acerca de cuánto es lo ideal que un niño debe consumir de líquidos (generalmente agua) para preservar sus funciones vitales y en pro de no favorecer enfermedades renales (de riñones). Ante esta pregunta, una manera fácil en que puede contestarse es a través del asegurarse que el niño se mantenga hidratado, y vigilando las cantidades de orina que produce. En los bebés con un mínimo de 4 a 8 cambios de pañales al día y en niños mayores al menos de 4 a 8 veces al día. Sin embargo, este método puede tener dificultades técnicas para su realización, sobre todo para aquellos padres y/o madres que tienen que trabajar y no pueden estar seguros  pendientes todo el día de esta medición. Siguiendo un método que fue diseñado para pacientes que están hospitalizados, pero que puede adaptarse para su uso en niños sanos, se puede determinar la cantidad de líquidos necesarios. Esta técnica  tiene la ventaja de considerar entre otras cosas las actividades que se realizan en el día: jugar, hacer deporte, exponerse al sol, etc, y exhorta a tomar en cuenta pérdidas mayores cuando el clima tiende a ser caluroso, lo que conlleva a la sudoración y a la deshidratación con mayor facilidad. Este método (Holliday-Segar) fue publicado desde 19571 y en la actualidad es empleado en diversos centros hospitalarios para indicar la terapia de líquidos necesaria para los pacientes.
               Este cálculo que requiere el peso del niño usa el requerimiento promedio de 100 ml de agua por cada 100 calorías metabolizadas. No obstante, ha sido cuestionado recientemente a pesar de su uso extendido, ya que para empezar, se hizo inicialmente para administración intravenosa (sueros) y no por vía oral (tomados), y además no es válida para los recién nacidos, los niños con sobrepeso o niños mayores que alcanzan el peso similar al de los adultos2. Pese a ello, es una forma práctica para aportar lo mínimo suficiente de líquidos que se pueden dar a los niños. A continuación, se ofrece una tabla adaptada que ejemplifica según el peso la cantidad que se requiere según el peso del menor. Es importante aclarar que no se están considerando pérdidas extras (vómitos, diarrea, sudoración excesiva, etc) (Tabla 1).

Tabla 1 (Adaptada de Agraval S) Cálculo de líquidos por el método de Holliday-Segar.

Peso del niño
(kg)
Requerimientos de agua
(ml)
5
500
6
600
7
700
8
800
9
900
10
1000
11
1050
12
1100
13
1150
14
1200
15
1250
16
1300
17
1350
18
1400
19
1450
20
1500
>20
1500 + 20 ml por kilo por arriba de 20 kg
25
1600
30
1700
35
1800
40
1900

               Para los 10 primeros kilos de peso, un niño necesita 100 ml por kg de peso. Para los proxies 10 kg de peso (11-20 kg), necesita 50 ml por kilo de peso. Para cualquier peso por arriba de 20 mg (21 y más), solo necesita 20 ml por kilo de peso.
               ¿Qué cuenta como líquido, sólo el agua? Para bebés, el pecho o las fórmulas infantiles son adecuados desde que se sabe que ambas contienen típicamente 95% agua libre. Agua simple y jugo pueden introducirse alrededor de los 6 meses de edad (si su Pediatra se lo indica). Niños mayores de 1 año  que ya consumen dieta regular pueden obtener los líquidos de diversas fuentes. El agua, por supuesto, es la mejor opción, pero los líquidos claros tales como el jugo, algunas bebidas comercializadas e incluso las paletas son una segunda buena opción. La leche, frutas frescas y vegetales y otras comidas “húmedas” también aportan líquidos al cuerpo. 2 Sin embargo, es necesario resaltar que el agua “simple” se prefiere al jugo o bebidas preparadas debido al alto contenido de azúcar en muchas de ellas, incluyendo refrescos. Demasiado jugo puede provocar diarrea, dolor abdominal, distensión o flatulencias (gases). Pueden además, junto con otras bebidas con alto contenido de azúcares (nuevamente incluimos refrescos) contribuir a la formación de caries3 y a la aparición de obesidad y Diabetes mellitus4.

Recomendaciones generales.
               Entre las principales recomendaciones (generales) en relación a la hidratación de niños y jóvenes, figuran tomar bebidas en cada comida y entre las mismas; tomar ocho vasos de líquidos al día; no confiar únicamente en la sensación de sed; mantener las bebidas a temperatura moderada, pues si están muy frías o muy calientes se suele beber menos; elegir las bebidas según el nivel de actividad física realizado; y aumentar la ingesta de líquidos en época de calor y antes, durante y después del ejercicio, entre otras.
               Los expertos hacen además hincapié en que, en muchas ocasiones, la sed no es un indicador fidedigno de la falta de líquidos en el organismo de los más pequeños, ya que actúa como señal de alarma cuando ya se han producido pérdidas hídricas. Para evitarlo, es aconsejable que además de agua se tomen otros líquidos cuyo consumo resulte más fácil y agradable, como jugos, thé, leche, sopas, junto a alimentos con un alto contenido hídrico como frutas y verduras, como ya se ha mencionado previamente.
               En lactantes y recién nacidos alimentados con leche materna no se suele necesitar un aporte extra de líquido. No obstante, cuando suben las temperaturas es importante ofrecerle el pecho al bebé con mayor frecuencia para asegurarnos que tiene cubierto el aporte de líquido necesario5.
               En pacientes de cualquier edad que presenten enfermedades serias, graves o crónicas (corazón, hígado y/o riñones, entre otras) ameritan especificaciones propias de líquidos las cuales debe determinar  únicamente el médico tratante según las condiciones propias de cada menor. Es común que la madre por recomendaciones de familiares (generalmente la abuela, las cuñadas, las hermanas, etc) y gente que “ha tenido experiencia criando niños” den opinión sobre lo que debe darse a estos individuos. Sin embargo, esto puede ser hasta contraproducente e incluso peligroso para la vida de los involucrados. Se recomienda dejar en manos de los profesionales de salud la tarea de indicar esta situación.
               A continuación, se darán algunos consejos útiles enfocados principales en lactantes:
1.- Las madres que opten por la lactancia materna deberán ofrecer a sus bebés el pecho a demanda en momentos de calor extremo, ya que les aporta el agua, las sales y los nutrientes necesarios para evitar la deshidratación.
2.- En el caso de la lactancia con biberón se recomienda reforzar el aporte de líquidos con biberones de agua simple, aunque no hay que obligarles a ingerir líquidos.
3.- Se debe cuidar la correcta preparación de los biberones con fórmula artificial, dado que una concentración excesiva limita el aporte correcto entre líquidos y sales minerales que debe ingerir el lactante.
4.- Es necesario vigilar las señales que pueden indicar la deshidratación del bebé. Consulte con su Pediatra para que le indique cuáles son.
5.- Debido a la inmadurez de su sistema inmunitario, los bebés presentan más problemas gastrointestinales, otra fuente importante de pérdida de líquido para el lactante. En este caso, al igual que en el momento que se localicen señales de deshidratación en el bebé, es importante comenzar inmediatamente a rehidratarle, si fuera necesario con suero oral.
6.- Es importante mantener hidratada la piel del bebé para evitar una mayor pérdida de agua, debido a que su función barrera no está aún madura. Se pueden emplear cremas especiales y/o aceites para tal fin. Consulte con su Pediatra.
7.- Los lactantes son propensos a sufrir golpes de calor, por lo que además de asegurar la ingesta de líquidos necesaria, es importante evitar la exposición prolongada al sol, las horas centrales del día.
8.- Es importante no someterlo a cambios bruscos de temperatura ni ofrecerles líquidos fríos.
9.- Los bebés tienen una mayor relación superficie cutánea/ peso corporal que un adulto. Por esta razón eliminan más líquidos. Por ello, es importante vestirles con ropa ligera cuando suben las temperaturas.
10.- Para los expertos el mejor tratamiento para evitar la deshidratación es la prevención: ofrecer al bebé el líquido necesario, evitar su exposición al calor y acudir al Pediatra si pierde más líquido del normal. Dada la delicadeza de esta situación, es preferente llevarlo a consulta y no limitarse a llamar por teléfono “para ver qué nos recomienda o indica el doctor”.

¿Los refrescos son malos como bebidas para los niños?
               Existe un Comité de Expertos para las Recomendaciones de Bebidas que se creó por la iniciativa del secretario de Salud de México para proporcionar una guía sobre los beneficios y riesgos nutricionales y para la salud de varias categorías de bebidas, sobre todo por el reciente incremento en las cifras de obesidad y Diabetes mellitus registrados en nuestro país. Este comité clasificó las bebidas en seis niveles: desde las menos recomendadas (nivel 6), integradas por bebidas que deben consumirse sólo de forma esporádica y en cantidades limitadas, hasta las más recomendadas (nivel 1), que deben constituir la principal fuente de líquidos: el agua.
               Basados en tal clasificación, en el nivel 6 ubicamos bebidas con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (refrescos, jugos, aguas frescas y café con azúcar). Además de lo ya mencionado en relación a obesidad y Diabetes mellitus, está demostrado en población mexicana que pueden causar aumento en los triglicéridos y la aparición de enfermedades que afectan corazón y riñones.
               Los refrescos y las bebidas azucaradas a base de fruta no son las únicas bebidas con alto contenido calórico. Nuevas bebidas, con el mismo perfil, se ofrecen de forma constante. Ejemplos de ello son los licuados con un contenido elevado de calorías. En México, las más importantes de estas bebidas son los cafés muy endulzados y todas las bebidas a base de jugos de fruta con azúcar adicionada; destacan las aguas frescas, que son jugos de frutas o infusiones de flores muy diluidas a los que se agregan cantidades muy elevadas de azúcar. Se ha iniciado una nueva etapa de investigación sobre todos estos jugos endulzados, aguas frescas y atoles, al igual que los jugos normales de fruta ya mencionados. Como se ha dicho, los jugos de frutas, incluso cuando no se les añade azúcar, se han vinculado con resultados adversos en la salud, incluido el aumento del riesgo de Diabetes mellitus tipo 2.  Por lo tanto, es de esperar que estas bebidas de frutas azucaradas y el atole incrementen los riesgos a la salud.4
               En conclusión, de acuerdo a este grupo de expertos, los refrescos y demás bebidas incluidas en la clasificación de nivel 6 sólo deben consumirse de vez en cuando.
Conclusiones.
1.       Se debe dar una cantidad suficiente de líquidos al niño, considerando condiciones agregadas que ameriten incluso aumentarla (ejercicio, calor excesivo, etc). La sed no siempre es un mecanismo que hay que esperar que se presente para otorgar líquidos a un niño, ya que se ha demostrado que no siempre se manifiesta.
2.       Cuando existan enfermedades serias (de corazón, de riñones, etc.)  debe consultarse al Pediatra o al Subespecialista acerca de la cantidad de líquidos que deben darse a cada paciente, según sus condiciones y necesidades particulares. Jamás debe usted por sus propios medios o recomendaciones de personas no médicas dar líquidos en este grupo de niños en particular.
3.       Aunque pueden haber otros métodos para cálculo de líquidos, el de Holliday-Segar es el más empleado y puede adaptarse para dar aportes por vía oral. Estas bebidas preferentemente deben darse a temperatura ambiente(ni frías ni calientes).
4.       Se pueden dar diversos líquidos como aportes, pero de acuerdo a la clasificación del Comité de Expertos para las Recomendaciones de Bebidas de la Secretaría de Salud de México, los que menos se recomiendan consumir si no en forma esporádica son las que se presentan con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (incluyendo refrescos).

               Para cualquier duda o aclaración estamos para servirle en PEDIATRIKA, Privada 29 A Sur No. 3302. Col. El Vergel. Tel. 2 26 76 05.

Referencias.
1. Holliday MA, Segar WE. The maintenance need for water in parenteral fluid therapy. Pediatrics 1957; 19(5):823-32.
2.-Agrawal S. Fluids requirements for children. Complex Child E-magazine. Disponible en:  http://www.articles.complexchild.com/00037.pdf Consultado el día 7 de abril de 2012.
3.-Murphy J. Fluids requirements for children. Disponible en: http://www.faculty.olin.edu/~jcrisman/Service/.../fluid.htm Consultado el día 7 de abril de 2012.
4.-Rivera, JA y cols. Consumo de bebidas para una vida saludable: recomendaciones para la población mexicana. Salud pública Méx 2008; 50(2): 173-195.

5.- La hidratación en la infancia –TodoPapás. Disponible en:  http://www.todopapas.com/Ninos/Cuidados infantil  Consultado el día 6 de abril del 2012.